Travesía de montaña
Una de las pruebas más emblemáticas
Montaña/ Junio 1 - Uharte Arakil - Guardetxe - Ordizia
LA TRAVESÍA DE MONTAÑA 2025
Siete años después, la Travesía de Montaña vuelve a Aralar con un trazado novedoso sobre sus flancos sur y occidental. El recorrido largo comienza en Uharte Arakil para llegar, superando la rampa más fuerte del camino, al Guardetxe, donde comienza el recorrido de la marcha corta, que este año no hace honor a su nombre. Si la marcha larga es de 40 kilómetros, la “corta” es de 30, si bien con un desnivel positivo muy inferior (885 metros frente a 1.785).
Siete años después, la Travesía de Montaña vuelve a Aralar con un trazado novedoso sobre sus flancos sur y occidental. El recorrido largo comienza en Uharte Arakil para llegar, superando la rampa más fuerte del camino, al Guardetxe, donde comienza el recorrido de la marcha corta, que este año no hace honor a su nombre. Si la marcha larga es de 40 kilómetros, la “corta” es de 30, si bien con un desnivel positivo muy inferior (885 metros frente a 1.785).
Por senderos muy poco visitados se llega al collado de Putterri, para de ahí bajar suave y tendido entre hayas y comenzar una breve remontada a la cima de Alleko. Nuevo descenso hasta el camino que sube de Lizarrusti a Lareo. Una última cuesta nos deja en la cumbre de Agautz, desde donde se observa buena parte del recorrido hecho y por hacer. Bordeando Arastortz llegamos a Lazkaomendi, donde finalmente despeja y se humaniza el terreno, y de ahí, con unas vistas poco comunes a tan modesta altitud, a Ordizia, punto final de la edición número 83 de la marcha.
Documentación
Información Histórica
La Travesía de Montaña es una de las pruebas emblemáticas del C.D. Fortuna, iniciada en 1941 y que se celebra cada año el primer domingo de junio por caminos siempre diferentes.
Su origen se remonta al año 1941, cuando un puñado de montañeros del Club, entre los que se encontraba Luis Peña Basurto (autor de “Montañas Guipuzcoanas”, primer libro-guía de nuestras montañas), decidieron sumarse a la iniciativa que muy poco antes habían puesto en marcha la Sociedad Alpina Peñalara, de Madrid, y el Bilbao Alpino Club. Eran los comienzos de las "Marchas Reguladas": travesías en las que no se trataba de llegar el primero a la meta, sino de seguir un recorrido tratando de mantener un ritmo de marcha lo más próximo al fijado y controlado por la organización.
La primera Marcha Regulada tuvo lugar el 13 de julio de 1941, en lo que entonces era un precioso recorrido montañero entre Usurbil y Tolosa. Aquella primera edición constituyó un señalado éxito. Las 36 patrullas inscritas, que debían "ir cubiertos por lo menos con camisa o camiseta y un pantalón que, de ser corto, deberá llegar hasta la rodilla", llegaron a la meta, en el estadio tolosarra de Berazubi, donde el "numeroso público congregado premió con su aplauso a los participantes, muy especialmente a las señoritas", según los diarios de la época.
Con el paso de los años, la travesía fue ganando en prestigio y conociéndose como "Marcha de las Diez Horas", ya oficialmente desde 1947. Durante aquellos años, con una participación creciente, la Marcha fue hollando prácticamente todos los cordales y montes de Gipuzkoa. En 1971, haciendo honor a su larguísimo recorrido entre Elgoibar y Donostia, cambió su nombre por el de "Marcha de las 13 horas".Durante los años 70, sin embargo, los profundos cambios sociales que acarreó la transición política afectaron también al montañismo y a las pruebas de montaña. Dos ediciones aplazadas por causas ajenas al Club, en 1974 y 1975, hicieron que la participación se redujese, desde las 291 personas de 1971, a apenas 20. Había que empezar de nuevo.
Un nuevo equipo se puso manos a la obra. Manteniendo las directrices principales marcadas por los pioneros de 1941, sobre todo en lo referente a buscar siempre itinerarios nuevos, la Marcha deja de ser regulada y cambia su nombre. En adelante será la Travesía Intersocial por Montaña (había entonces otra "Social"), desapareciendo los horarios secretos y las clasificaciones. Se pone especial acento en el marcaje, del que se eliminan plásticos y pinturas, lo que obliga a hacer esta labor en los días previos a la prueba. Se mejora la información y el mapa, siempre distinto, y se buscan recorridos más novedosos y agrestes, a menudo lejos del humanizado entorno guipuzcoano.
Con dedicación y esfuerzo, la Travesía fue creciendo poco a poco, de año en año, hasta estabilizarse, a partir de 1988, en torno a 200 participantes, muchos de ellos montañeros asiduos de esta marcha siempre cambiante. Después de siete décadas de marcha, puede decirse que ha habido caminos y recorridos de todo tipo y para todos los gustos: desde los itinerarios largos y de perfil accidentado, como el de la Elgoibar-Donostia de 1971, hasta los más llanos, como las dos marchas de las Bardenas (1990 y 2000), recordada la primera por los más de 60 km. y el tremendo calor, y la segunda, paradójicamente, por la lluvia y el barro.
En sus más de 80 ediciones, la Travesía de Montaña o Fortuna Mendi Ibilaldia ha salido cinco veces fuera de Euskal Herria: en 1996 cruzó el Ebro para llegar al vistoso pueblo burgalés de Frías; en 1998 instaló su llegada en la localidad riojana de San Vicente de la Sonsierra; en el 2000 concluyó en el santuario zaragozano de Sancho Abarca, en 2007 en el pequeño pueblo de Herrán, puerta de Valderejo, de nuevo en Burgos, como lo hizo en 2009 en Villasuso de Mena.
Como datos curiosos, hasta 1988 no pisó Iparralde (1988: Biriatu-Bidarrai) y desde entonces lo ha hecho en cuatro ocasiones: 1995 y 2003:Baigorri, 2008:Itsasu y 2013:Arla. Tardó 30 largos años en tocar Bizkaia (Durango 1972) y otros 30 en volver (Orduña en 2002, Lendoño Goikoa, también en Orduña, en 2007 y de nuevo Orduña en 2009). Si analizamos los recorridos por épocas, desde 1941 hasta 1972 la Marcha no sale de Gipuzkoa. En cambio, desde la llegada en Tolosa de 1983, la Travesía no pisó suelo guipuzcoano hasta la salida de 2001 en Zegama. Navarra no vio salir la marcha hasta 1974 (Azpirotz), pero desde entonces ha ejercido una hegemonía absoluta, con más de 30 ediciones cruzando su territorio. Tres veces ha entrado en Burgos, dos en La Rioja y una en Zaragoza. Es en cierto modo una respuesta lógica a la búsqueda de recorridos diferentes por entornos con un mejor grado de conservación, tratando siempre de evitar las zonas más degradadas o los entornos más humanizados por carreteras o construcciones de todo tipo.
Y ese es el principal desafío que sigue teniendo nuestra Travesía: buscar recorridos montañeros atractivos, manteniendo el mismo espíritu de los creadores de esta histórica prueba en 1941 y que aún recoge el artículo 1 del Reglamento: “Estimular la afición al montañismo y divulgar lugares y recorridos sobre las montañas de nuestro país”.